Wednesday, August 30, 2017

¡Jamás, señora ministro de educación, fue la educación más mortal en el Perú! Homenaje a un héroe de la HNI de las Bases Regionales del Sutep

Señora Ministro de Educación: ¿qué hacer?

¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,

hay, hermanos, muchísimo que hacer.
 
Así convoca César Vallejo a seguir en la lucha sin escatimar sacrificios hasta alcanzar la Victoria en la HNI.
 
¡La rebelión se justifica!

Dirigentes del Sutep lamentan muerte de profesor que participaba en marcha (25 de agosto de 2017)


Profesores y amigos del docente, Jose Felix, dijeron que este es un golpe para el magisterio en plena lucha
 
Los dirigentes del Sutep del distrito de Motupe (región Lambayeque), lamentaron la muerte del profesor, José Félix Salazar Núñez, maestro nombrado a quien destacaron como activo luchador en estas últimas semanas de huelga.

El representante de la base de Motupe, Demetrio Rojas Segura, dijo que todos recuerdan al profesor José Félix por su constante participación en las marchas que se iniciaron desde el pasado 20 de julio. Siempre apoyando a todos sus colegas de Motupe.

“Es un golpe para el magisterio lambayecano, lamentamos que nuestro colega en el mismo fragor de la lucha, circunstancialmente haya tenido un paro cardiaco. Hasta ayer estuvo con nosotros en las movilizaciones, caminatas, siempre luchando junto a los colegas. Toda esta situación me imagino lo había cansado y su salud se deterioró”, expresó.
 

Profesor muere luego de participar en marcha de sacrificio

El maestro natural de Ferreñafe, caminó por más de 15 kilómetros junto a sus colegas y llegó muy exhausto a su vivienda.
 
A quien dedicamos el siguiente poema de César Vallejo, Maestro de la Escuela Fiscal 241 y del Colegio Nacional de San Juan en Trujillo.
 
LOS NUEVE MONSTRUOS
 
Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.
 
Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tanta cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.
 
Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rosseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!
 
Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito.
 
El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás, de perfil,
y nos aloca en los cinemas,
nos clava en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar...
Pues de resultas
del dolor, hay algunos
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren, y otros
que no nacen ni mueren (son los más).
Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
de ver al pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardido¹!
¡Cómo, hermanos humanos,
no deciros que ya no puedo y
ya no puedo con tanto cajón,
tanto minuto, tanta
lagartija y tanta
inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.
 
 
César Vallejo